Una mujer desangra sus palabras sobre un papel



Entre los chillidos histéricos
del lavavajillas,
el rumiar lento y apacible
de la lavadora,
y el calor, casi táctil,
adormilado y caprichoso,
una mujer desangra sus palabras
sobre un papel.


Su letra pequeña y menuda,
de vaporosas terminaciones,
casi diáfana,
se desparrama por las hojas
como una rotura brusca y violenta
de la familiar cotidianidad
en que yace, feliz, la madre y esposa,
pero, sobre todo, la mujer, la escritora,
la creadora de sueños y
hacedora de imágenes y recuerdos,
la ensambladora eficaz de palabras
y melodías,
la parturienta debilitada de un rayo de belleza.


Los cuchillos se agitan en sus cajones
pidiendo chupar sangre,
los platos se bañan con espuma y jabón
en lo que parece un cuadro de Dominique Ingres;
las camisas, presumidas y coquetas,
buscan desesperadamente 
liberarse de la suciedad
que mancha su cristalino blancor almidonado.


En otra habitación, dos criaturas duermen
como los segadores de Van Gogh,
juntas, soñadoras,
bañando su inocencia infantil en las aguas tibias
del descanso,
entregándose a una ignorancia absoluta
de todo cuanto sucede en su realidad material.


Su madre, frente a la plancha y las hornillas, 
frente a la quietud de un mundo formado por una sola habitación,
compone versos de amor y desamor,
de odio y perdición,
de perdón y desesperación,
de tristeza y alegría,
y enjuga sus lágrimas, sus suspiros y sus sonrisas
en flacas palabras garabateadas con sangre azul
que se hacinan en el papel, como en la tranquilidad
de una canción de Edith Piaf.


Y la nieve, y el viento y sus chillidos inmortales,
y sus golpes contra los cristales,
y sus desgarros anatómicos por chocar contra los árboles;
y la lluvia, lágrimas de Prometeo que se ha leído el Manifiesto Romántico
de Víctor Hugo;
y el tiempo, que desbroza la piel
y traslada
las ondulaciones de agua, a la cara;
y el dinero y la guerra y el hambre y la enfermedad,
todas atacan juntas, desinhibidas y descontroladas,
pero allí, frente a la plancha y las hormillas,
frente a la quietud de un mundo formado por una sola habitación,
una mujer desangra sus palabras
sobre un papel.



ANEXO. ALICE MUNRO: PALABRAS, BESOS Y LAVADORAS COMO OFICIO
Ama de casa encuentra tiempo libre para escribir relatos.” Esta es la forma de la que tituló el periódico The Vancouver Sun la primera entrevista que le hicieron a Alice Munro, a la edad de 30 años, por aquel entonces una modesta escritora que había adquirido un poco de fama publicando relatos y cuentos en revistas y periódicos.
     Alice Munro nació en un pequeño pueblo de Ontairo, Canadá, en 1931. Recibió una educación presbiteriana que le inculcó el amor por su familia, por la discreción y también por la Literatura.
      Durante su infancia y juventud, como ella misma reconoce, "no entraba para nada en los cánones de belleza de la época. Era a fines de la década del 40 y la moda era ser una cosita adorable, frívola y divertida, y yo era demasiado seria". Pero eso a ella no le importaba; su refugio, y su vida, era la Literatura, a la que acudía casi diariamente. 
      A los veinte años conoció al que sería su primer marido, James Munro, y entró a la Universidad de Western Ontario, realizando diversos trabajos para pagarse los estudios. Con tan sólo 21 años ya tenía la primera de las tres hijas que actualmente la visitan en su casita de Clinton, el pequeño pueblo de Ontairo en el que nació y en el que lleva viviendo toda su vida, ahora junto a su segundo marido, el geólogo Gerald Fremlin.
      Pero lo más característico de esta escritora, a parte de su enorme belleza, son las circunstancias en las que desarrollaba su actividad literaria: "estaba puramente determinada por la duración de las siestas de mis hijos", asegura la escritora para una entrevista con el diario español La Vanguardia. En efecto, Alice Munro era una ama de casa; dedicaba todo su tiempo, tal y como le habían enseñado de pequeña, a cuidar de su familia y de su hogar, pero sentía que no podía pasar un día sin la escribir. Por ello, mientras sus hijas dormían, ella aprovechaba y escribía. Y por eso comenzó a escribir cuentos y no novelas, porque el tiempo que tenía para la creación literaria era muy limitado: "Mi idea era escribir novelas, pero empecé a escribir cuentos porque era para lo único que podía hacerme tiempo. Entre las tareas de la casa y el cuidado de los chicos, nunca habría tenido tiempo de escribir una novela. Y después fue como si el formato del cuento  fuese lo que quería hacer. Ese espacio alcanzaba para decir lo que quería decir."
           En 2013 recibió el Premio Nobel de Literatura por "su estilo claro y de un realismo psicológico", y por haberse convertido, según la Academia, en una "Maestra del relato corto".
      Pero no sólo Alice Munro ha compaginado el cuidado del hogar y la familia con la Literatura. En las últimas décadas han surgido importantes nombres de mujeres, amas de casa, entregadas al cuidado de sus hijos, que han resultado ser grandes revelaciones literarias. Quizás la primera de toda esta nueva generación sea J.K. Rowling, la autora archimillonaria de la saga Harry Potter, un adolescente aprendiz de mago que intenta luchar contra las fuerzas del mal. Cabe destacar también Stephenie Meyer, que, cuando a los 21 años conoció y se casó a su marido, decidió no estudiar ninguna carrera universitaria ni buscar un trabajo adecuado, sino dedicarse a su casa y sus hijos. Sin embargo, una noche soñó con un bello vampiro en un campo de girasoles, lo que, según ella, la impulsó a escribir lo que sería la Saga Crepúsculo. Esperaba a que su familia se durmiera y entonces escribía, por las noches, acompañada de la música del grupo británico de rock Coldplay. Otro ejemplo es E.L. James, el último boom literario, autora de la saga que más ejemplares de bolsillo ha vendido en la Historia de la Literatura, 50 Sombras de Grey.


BIBLIOGRAFÍA
  • http://es.wikipedia.org/wiki/Alice_Munro
  • http://es.wikipedia.org/wiki/Ontario
  • http://www.lagaceta.com.ar/nota/564623/la-gaceta-literaria/ama-casa-encontro-tiempo-para-escribir-relatos.html
  • http://prodavinci.com/2013/10/10/artes/la-primera-entrevista-de-alice-munro-tras-ganar-el-premio-nobel/
  • Entrevista de Alice Munro para La Nación: http://www.lanacion.com.ar/1629968-alice-munro-las-mujeres-necesitan-interpretar-la-vida-verbalmentecuento-los-chaddeley-y-los-fleming
  • Entrevista de Alice Munro para La Vanguardia: http://www.lavanguardia.com/cultura/20090527/53712129215/alice-munro-ya-no-sirvo-para-una-vida-normal-he-escrito-tantos-anos-que-no-se-hacer-nada-mas.html
  • http://elpais.com/diario/2010/12/04/babelia/1291425165_850215.html
  • http://cultura.elpais.com/cultura/2012/10/10/actualidad/1349889198_516069.html
  • http://www.semana.com/gente/articulo/escritoras-amas-casa-acaudaladas/262394-3